Alessandra Divella
Autenticidad, mínima intervención y una expresión pura del terroir: así son sus espumosos.
A los 28 años, tras trabajar en varias bodegas para aprender la viticultura, se hizo cargo de 2 hectáreas cultivadas de forma orgánica y sostenible. Enclavada en lo alto de una colina del pueblo de Gussago, en Lombardía, da prioridad a dos variedades de uva: Chardonnay y Pinot Noir.
Desde sus primeras añadas, ha decidido no entrar en la denominación Franciacorta DOCG por varias razones, la principal es que no se comunican seriamente la variedad y la diferencia de tipicidad de los suelos de la región, según la zonificación.
Cuando buscaba un viñedo que explotar, investigó los tipos de suelo de Franciacorta y descubrió que la parte oriental reunía unas condiciones magníficas para producir vinos espumosos, por lo que buscó un viñedo en Gussago.
De hecho, se trata de territorio prealpino, que es uno de los suelos más antiguos de Franciacorta. Se compone de arcilla y piedra caliza. Además, esta región tiene una gran amplitud térmica, lo que favorece la mineralidad, la acidez y la frescura de los vinos.
Alessandra elabora sus vinos de manera completamente artesanal: vendimia manual, fermentación espontánea en cemento y crianza sobre lías de 2 a 10 años, siempre con dosaje cero, resaltando la esencia del viñedo sin artificios.